#134. A la gente no le gusta que le digan lo que tiene que hacer.

Hace unos días escuché esta frase en una entrevista y se me quedó dando vueltas en la cabeza:

“Hice este evento porque a la gente no le gusta que le digan lo que tienen que hacer, prefiero que lo descubran con historias de vida y motivadores.”

La dijo el creador del American Business Forum Miami. No estaba hablando solo de eventos. Estaba hablando de liderazgo.

Y, sin nombrarte, estaba hablando de vos.

De cómo liderás. De cómo comunicás. De cómo intentás generar cambio en tu equipo.

Cuando el liderazgo se parece demasiado a un manual de instrucciones

Tal vez te pasó alguna vez algo así:

Te sentás con tu equipo.

Marcás el rumbo, explicás el plan, mostrás el Excel, aclarás los objetivos.

Todo tiene lógica.

Todo está bien argumentado.

Todo cierra… menos una cosa: la energía del equipo.

Asienten. Toman nota.

Hacen preguntas técnicas.

Pero adentro, algo no conecta.

No hay brillo en los ojos, no hay impulso genuino. Hay cumplimiento, no compromiso.

Y después, a los meses, aparece el pensamiento silencioso:

“Si expliqué todo tan claro… ¿por qué no se hace como esperaba?”

¿y si el problema no es el equipo?

Acá viene la mejor parte. Para mirar más hondo.

¿Qué pasaría si el problema no fuera:

  • la “falta de compromiso”,

  • ni la “falta de iniciativa”,

  • ni la “falta de cultura”?

¿Qué pasaría si el problema fuera el formato del mensaje?

Si muchas de las conversaciones de liderazgo se parecen más a un manual de uso que a una historia que vale la pena vivir…

¿cuánto espacio real queda para que alguien quiera apropiarse de ese rumbo?

Órdenes vs. descubrimiento

Las órdenes son rápidas. El descubrimiento es más lento.

Las órdenes generan acción inmediata… o eso esperas. El descubrimiento genera convicción profunda.

Una orden puede lograr que alguien cumpla una tarea hoy. Un descubrimiento puede lograr que esa persona cambie su forma de pensar para siempre.

Y ahí la frase de la entrevista vuelve a aparecer:

“Prefiero que lo descubran con historias de vida y motivadores.”

No habla de motivación barata. Habla de algo mucho más serio: crear contextos donde las personas saquen sus propias conclusiones.

¿Qué lugar tienen tus historias en tu liderazgo?

¿Cuántas veces, en lugar de contarle a tu equipo qué hacer, compartiste una historia que te marcó?

No hace falta que sea épica. Puede ser una escena chiquita, pero honesta:

  • un cliente difícil que te enseñó a escuchar distinto,

  • una mala decisión que te obligó a replantear tu forma de dirigir,

  • una conversación incómoda que terminó fortaleciendo un vínculo.

Las historias no bajan línea. Las historias muestran un camino… y dejan que cada uno decida si quiere caminarlo.

Tres preguntas 

  1. Cuando hablo con mi equipo, ¿predomina más el “explico y marco” o el “comparto y escucho”?

  2. ¿Qué porcentaje de mis conversaciones son instrucciones… y qué porcentaje son relatos, experiencias, dudas, aprendizajes reales?

  3. Si yo fuera parte de mi propio equipo, ¿me sentiría invitado a pensar… o presionado a obedecer?

La IA, los procesos… y lo que no se puede automatizar

En un mundo donde todo parece querer volverse sistema, proceso, automatización o IA, hay algo que sigue siendo profundamente humano:

La capacidad de conmovernos con una historia y cambiar a partir de eso.

Las herramientas pueden ayudarte a medir mejor, decidir más rápido, ordenar procesos.

Pero ninguna herramienta puede reemplazar la confianza que se genera cuando un líder se anima a decir:

“A mí también me cuesta.”

“Yo también me equivoqué ahí.”

“Esto que te pido, primero lo trabajé en mí.”

La tecnología puede amplificar tu mensaje. Pero lo que hace que ese mensaje importe sigue siendo humano.

Tal vez el liderazgo del futuro parezca menos un jefe… y más un narrador honesto

No un narrador que inventa historias perfectas.

Sino uno que se anima a mostrar:

  • los desvíos del camino,

  • los tropiezos,

  • las decisiones difíciles,

  • y las razones profundas detrás de cada cambio.

Un narrador que, en vez de cerrar conversaciones con “hacé esto”, las abre con:

“Te cuento lo que vi, lo que aprendí y cómo me cambió. A partir de ahí, ¿qué ves vos?”

Sería fácil terminar diciendo:

“A partir de hoy, contá más historias, dejá de dar tantas instrucciones, cambiá tu forma de liderar.”

Pero justamente de eso se trata: de no decirte qué hacer.

Tal vez este lunes solo alcance con una cosa:

Que haya quedado dando vueltas, en algún rincón de tu mente, esta pregunta:

¿Quiero seguir liderando desde la instrucción… o quiero empezar a liderar desde el descubrimiento?

Lo que hagas con esa pregunta ya forma parte de tu historia. Y quizá, algún día, también inspire a alguien de tu equipo a escribir la suya.

Soy Maxi Ferrero, Ingeniero, consultor estratégico y coach de empresarios. Acompaño a dueños de PYMEs a adoptar IA y tomar decisiones con claridad.

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