El Viaje del Emprendedor: Cuando Te Enfrentas al Niño que Fuiste

Este agosto celebramos el Día de la Niñez, una ocasión que va más allá de los regalos y el jolgorio.

Es un momento que te invita a reflexionar sobre aquellos primeros sueños, tus anhelos y esa inquebrantable fe en lo imposible que tenías.

Permíteme llevarte por un viaje imaginario. Imagina una charla entre el niño de 7 años que fuiste y el emprendedor que eres hoy.

Esta conversación, más que un mero ejercicio creativo, me ha ofrecido perspectivas invaluables que deseo compartir contigo, emprendedor audaz, profesional independiente y valiente dueño de una PYME.

Niño de 7 años: ¿Qué haces ahora?

Tú, en el presente: Construyo sueños. Ayudo a otros a encontrar soluciones y, en ese viaje, a menudo me redescubro.

Niño de 7 años: ¿Sigues soñando como lo hacía yo?

Tú, en el presente: No tanto como quisiera, pero conversaciones como esta me recuerdan la importancia de hacerlo.

Aquí viene una verdad: el niño que fuiste aún tiene mucho que enseñarte.

Piensa en esa capacidad innata de soñar sin barreras, la resiliencia frente a los desafíos (esas rodillas raspadas son prueba de ello) y, sobre todo, esa habilidad única de hallar alegría en los detalles más simples.

Como líderes y emprendedores, es fácil perderse en la rutina, en las métricas y desafíos diarios, olvidando el motor que nos impulsó al inicio.

Consejo Accionable: Esta semana, tómate un momento para reflexionar. Busca una foto de cuando eras niño y colócala en tu escritorio o espacio de trabajo. Deja que ese niño te recuerde por qué comenzaste, qué te apasiona y hacia dónde quieres ir. Recupera esa energía, esa pasión y ese inquebrantable espíritu de "puedo hacerlo".

Para reflexionar: Si pudieras decirle algo al niño en esa foto, ¿qué sería? Y, ¿qué crees que ese niño te diría ahora?

Todos, en algún momento, necesitamos recordar por qué hacemos lo que hacemos.